Apenas hay dos órganos que se comuniquen entre sí tanto como el cerebro y el intestino. Los sentimientos influyen en las molestias intestinales, mientras que las bacterias intestinales -según las últimas investigaciones- influyen en nuestros sentimientos.
Conoces a tu primer amor y las mariposas vuelan en tu estómago. Se acerca un gran examen y el estrés te golpea el estómago. Y a veces tienes que tomar decisiones importantes de forma intuitiva desde tu instinto. ¿Por qué sentimos las emociones intensamente en la región del estómago cuando todo ocurre en la cabeza? Ya no es un secreto que el cerebro y el intestino están estrechamente vinculados, aunque ambos funcionan de forma independiente. Un ejemplo: ya a la vista de la comida, el cerebro señala al intestino que debe prepararse lentamente para la digestión. Si el estómago gruñe de hambre, esto a su vez estropea nuestro estado de ánimo.
Aprende en este artículo cómo están estructurados el cerebro y el intestino y cómo los sentimientos afectan a nuestro cuerpo. Además: 100 billones de bacterias viven dentro y sobre nosotros. Miles de millones de ellas viven en nuestros intestinos y ayudan a determinar cómo nos sentimos.
El cerebro y los sentimientos
El cerebro vive a salvo atrincherado en el cráneo, rodeado por las más finas capas de tejido conectivo. Cincuenta pensamientos por minuto vagan por el cerebro, hasta 100.000 estímulos sensoriales por segundo corren por las vías neuronales y en este mismo momento tu cerebro está tratando de procesar la información de este texto. El cerebro actúa como centro de control del cuerpo: su área de responsabilidad se extiende desde el más pequeño movimiento muscular hasta el gran caos emocional [1].
¿Lo sabías? El cerebro pesa 1,3 kilogramos de media [1]. El peso del cerebro de los hombres y de las mujeres es diferente. Por término medio, el cerebro de los hombres pesa unos 100 gramos más. Pero recuerda: el tamaño del cerebro no determina la inteligencia de una persona [2].
¿Cómo funciona el cerebro?
En el cerebro humano se ramifican más de 100.000 millones de células nerviosas. Si pusieras cada célula nerviosa una al lado de la otra, ¡la longitud sería de 5,8 millones de kilómetros! El cerebro está formado por dos hemisferios cerebrales divididos en cuatro áreas principales: Cerebro, tronco cerebral, diencéfalo y cerebelo. Cada una de estas regiones controla diferentes funciones corporales [3].
Área principal |
Función |
Cerebro |
Percepción sensorial, movimiento, lenguaje, memoria, reconocimiento de personas y objetos |
Tallo cerebral |
Reflejos, circulación sanguínea, respiración |
Diencéfalo |
Ritmo de sueño-vigilia, regulación de la temperatura, liberación de hormonas |
Cerebelo |
Equilibrio |
¿Por qué los seres humanos tienen sentimientos?
Los sentimientos surgen en el sistema límbico de la corteza cerebral. Son reacciones a estímulos externos o internos y nos ayudan a evaluar las situaciones. La tristeza y el miedo nos advierten de una situación de la que queremos protegernos. La alegría nos anima y nos lleva a acoger un estado actual y a querer experimentarlo más a menudo [4].
¿Cuáles son las emociones?
Hasta 2017, la investigación en torno a los sentimientos asumía que los humanos sólo pueden sentir seis sentimientos: Tristeza, ira, asco, miedo, alegría y sorpresa. Un estudio de la Academia Nacional de Ciencias añadió 21 sentimientos más a esta lista [5]:
- Preocupación, Horror, Dolor, Confusión, Asombro, Impotencia.
- Placer sexual, romance, satisfacción
- Nostalgia, serenidad, alivio, aburrimiento
- Arrebato, sentido estético, deseo, admiración, adoración
- Diversión, excitación, interés
¿Cómo afectan los sentimientos al cuerpo?
Cuando sentimos alegría, sonreímos o saltamos en el aire. Pero una emoción no sólo afecta a nuestra mente y a las expresiones faciales y gestos, sino que también afecta a nuestros músculos y órganos. Si estamos ansiosos, por ejemplo, nos tiemblan los músculos y se nos acelera el corazón o nos sale el sudor por todos los poros. Cuando nos sorprendemos, abrimos los ojos o las pupilas se dilatan [6].
El cerebro intestinal
La evolución humana no se ha conformado con el cerebro en la cabeza. Por tanto, alrededor de nuestros intestinos se ha instalado una red de 100 millones de nervios en el abdomen, el llamado cerebro abdominal. El cerebro craneal se encarga de pensar, mientras que el cerebro abdominal hace la digestión de forma independiente y eficaz. Pero ambos cerebros están estrechamente conectados e intercambian información sobre los acontecimientos existentes como dos colegas [7].
¿Recién enamorado y con mariposas zumbando en el estómago? La sensación de estar enamorado es similar a una situación de estrés. El cuerpo produce más cantidad de la hormona del estrés, la adrenalina, que aumenta el flujo de sangre al corazón y disminuye el flujo de sangre al estómago [8].
¿Qué es el eje intestino-cerebro?
El cerebro no está en contacto tan estrecho con ningún otro órgano como con el intestino. El intestino es más hablador que el cerebro. Así, el 90% de la información procede del intestino. La comunicación entre el cerebro y el intestino pasa por el nervio vago. El nervio vago interviene en la regulación del ritmo cardíaco, la presión arterial, la función inmunitaria y los niveles hormonales [9].
Ejemplo de la conexión intestino-cerebro:
Cuando comes algo estropeado, el intestino nota la entrada de toxinas en el cuerpo. Hace sonar la alarma y envía estímulos al cerebro. El cerebro le indica que tiene náuseas y lo prepara para vomitar pronto [10].
Las emociones y el intestino - Cuando la ansiedad se extiende al intestino
Los investigadores también han observado que las personas que han sufrido terribles traumas psicológicos padecen síntomas intestinales sin causas orgánicas.
La teoría de la puerta abierta - sobrecarga de estímulos: La teoría de la puerta abierta supone que sólo cierta información llega al cerebro desde el intestino. La información irrelevante es normalmente filtrada por el cerebro. Sin embargo, en algunas personas este mecanismo es defectuoso. El cerebro recibe demasiada información a la vez y se ve abrumado. Cada vez más, los pensamientos sobre la digestión se imponen en la mente [11].
La influencia de la flora intestinal en la mente
Se considera que el cerebro es el lugar donde surgen los sentimientos. Pero los habitantes de nuestros intestinos, las bacterias intestinales, probablemente también tengan algo que decir al respecto. Se supone que las bacterias se comunican entre sí y segregan proteínas que llegan al cerebro. De este modo, probablemente puedan influir en los sentimientos de una persona.
Científicos de la Universidad de California han descubierto, basándose en muestras de heces y en exámenes psicológicos, que determinadas cepas de bacterias pueden influir en el comportamiento y el estado de ánimo de una persona. Los sujetos cuya muestra de heces contenía la cepa bacteriana Prevotella tendían a tener más emociones negativas. Se cree que la cepa bacteriana Bacterioides tiene el efecto contrario en los humanos. De este modo, los científicos llegaron a la hipótesis de que diferentes cepas bacterianas tienen un efecto sobre diferentes áreas del cerebro y, por tanto, sobre las emociones [12].

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El estado actual de los conocimientos se basa en estudios en ratones:
- Las bacterias del género Lactobacillus estimularon el nervio vago en un estudio con roedores, lo que aumentó los niveles de GABA. El GABA es un aminoácido que relaja y calma el cuerpo [13].
- Otro estudio analizó un grupo de ratones que crecieron en un entorno sin bacterias y otro que fue expuesto a ellas. El resultado: el primer grupo de ratones mostró menos signos de ansiedad. Sin embargo, tras entrar en contacto con las bacterias, se volvieron más ansiosos después de un tiempo [14].
- En la Universidad McMaster de Canadá se realizó un trasplante de heces en ratones. Las heces de los ratones aventureros se trasplantaron a ratones que presentaban rasgos de timidez. Después de un tiempo, estos ratones mostraron mucha más curiosidad por su entorno [15].
En pocas palabras, los científicos han realizado estudios en ratones para investigar cómo la composición de la flora intestinal está relacionada con las emociones. Los investigadores sospechan que las bacterias intestinales pueden tener un efecto sobre el comportamiento y las emociones. Todavía no es posible decir si estos resultados pueden trasladarse a los humanos [16].
Qué influye en la flora intestinal
El estrés y las emociones como el miedo no son agradables para las bacterias intestinales. La ansiedad puede provocar problemas intestinales, que a su vez aumentan la ansiedad. Una dieta poco saludable y perjudicial para la salud intestinal o una terapia con antibióticos también pueden hacer que la flora intestinal se descontrole. Por ejemplo, una dieta rica en grasas puede aumentar la sensación de ansiedad o incluso provocar un estado de ánimo depresivo. Los llamados probióticos, bacterias intestinales saludables procedentes de los alimentos, pueden contrarrestarlo [9]. Todavía no está claro por qué y cómo están conectadas exactamente las bacterias intestinales y la psique.
Síndrome del intestino irritable y enfermedad mental
Los estudios actuales sugieren que una composición desfavorable de la flora intestinal puede provocar enfermedades mentales, y que ciertos sentimientos pueden a su vez desencadenar enfermedades intestinales. Los médicos observan cada vez más que las personas que padecen autismo o depresión también sufren problemas intestinales [17, 18]. En personas con la enfermedad de Parkinson, los médicos han podido detectar una composición deficiente de la flora intestinal a partir de muestras de heces [19].
¿Qué es el síndrome del intestino irritable?
El síndrome del intestino irritable describe las molestias en el tracto gastrointestinal que no tienen una causa aparente. El 10% de la población mundial, sobre todo las mujeres, está atormentada por problemas intestinales inexplicables. Los investigadores de la Universidad McMaster de Canadá parten de la base de que acontecimientos psicológicos como la depresión, la ansiedad y el estrés constante favorecen el síndrome del intestino irritable. En el síndrome del intestino irritable, la comunicación entre el cerebro y los intestinos está alterada [20-22].
Los médicos recomiendan que las personas con síndrome del intestino irritable realicen técnicas de relajación para reducir el estrés y así aliviar sus síntomas [21, 23]. Los estudios demostraron que el ejercicio también ayudaba a las personas con SII [24].
El síndrome del intestino irritable y las emociones
Se dice que las personas que padecen el síndrome del intestino irritable son más sensibles emocionalmente, según las investigaciones actuales. Además, el síndrome del intestino irritable se produce al mismo tiempo que la depresión o los trastornos de ansiedad. Del mismo modo, las personas con depresión o trastornos de ansiedad también pueden desarrollar el síndrome del intestino irritable. Los investigadores trasplantaron una muestra de heces de personas con SII a ratones. Tras este procedimiento, los animales mostraron un comportamiento más ansioso en su entorno natural que antes [15].
Las tripas y las emociones: de un vistazo
¿Cómo está estructurado el cerebro?
El cerebro puede dividirse en cuatro regiones principales: Cerebro, diencéfalo, tronco cerebral y cerebelo.
¿Cómo afectan los sentimientos a nuestro cuerpo?
Los humanos pueden sentir 27 sentimientos. Cada sentimiento puede tener un efecto fisiológico en nuestro cuerpo. Ciertas sensaciones nos hacen temblar, los músculos se tensan o el ritmo cardíaco aumenta.
¿Cómo se produce la comunicación entre el cerebro y los intestinos?
El intestino es el único órgano que puede funcionar independientemente del cerebro. Ambos se comunican a través del nervio vago.
¿Cuál es la conexión entre el cerebro y el intestino?
El estrés y sentimientos como la ansiedad provocan problemas intestinales y viceversa. Los estudios con roedores sugieren que la composición de las bacterias intestinales puede afectar al comportamiento, al estado de ánimo y a la aparición de trastornos neurológicos.
Una dieta poco saludable, el estrés y los antibióticos también pueden afectar a la flora intestinal, lo que puede aumentar la sensación de ansiedad.
¿Cuáles son las causas del síndrome del intestino irritable?
Se cree que el síndrome del intestino irritable está causado por trastornos de ansiedad y depresión. También puede provocar problemas psicológicos.
Referencias
[1] Faller, Adolf; Schünke, Michael, Der Körper des Menschen - Einführung in Bau und Funktion, 17ª edición. Thieme, 2016.
[2] "Correcciones a un artículo sobre las diferencias de raza y sexo en el tamaño del cerebro y la inteligencia", ResearchGate. https://www.researchgate.net/publication/222481902_Corrections_to_a_paper_on_race_and_sex_differences_in_brain_size_and_intelligence (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[3] "DasGehirn_Aufbau_und_Funktion.pdf". Accedido: 11 de diciembre de 2018 [en línea]. Disponible en: http://www.ratgeber-neuropsychologie.de/gehirn/DasGehirn_Aufbau_und_Funktion.pdf.
[4] "Pschyrembel Online | sistema límbico". https://www.pschyrembel.de/limbisches%20System/K0M56/doc/ (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[5] A. S. Cowen y D. Keltner, "El autoinforme capta 27 categorías distintas de emoción unidas por gradientes continuos", PNAS, pp. 201702247, agosto de 2017, doi: 10.1073/pnas.1702247114.
[6] "Las emociones humanas - Una visión general". http://arbeitsblaetter.stangl-taller.at/EMOTION/ (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[7] A. Hadhazy, "Think Twice: How the Gut's 'Second Brain' Influences Mood and Well-Being" (Piensa dos veces: cómo el "segundo cerebro" del intestino influye en el estado de ánimo y el bienestar), Scientific American. https://www.scientificamerican.com/article/gut-second-brain/ (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[8] "¿Por qué tienes mariposas en el estómago?", 10 de mayo de 2010.
[9] N. News, "Some Gut Feelings Are A Red Flag", Neuroscience News, 21 de marzo de 2018. https://neurosciencenews.com/gut-emotion-behavior-8682/ (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[10] "Neurología: cómo el intestino gobierna la cabeza", geo. http://www.geo.de/GEO/mensch/medizin/neurologie-wie-der-bauch-den-kopf-bestimmt-686.html (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[11] D. Y. Inspector, "La sorprendente forma en que las emociones pueden afectar a tu salud intestinal", Netdoctor, 10 de agosto de 2018. http://www.netdoctor.co.uk/healthy-living/wellbeing/a27361/the-surprising-way-your-emotions-can-affect-your-gut/ (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[12] "Las bacterias de tu intestino alteran seriamente tu comportamiento y tus emociones, según un estudio", IFLScience. https://www.iflscience.com/health-and-medicine/gut-microbes-strongly-influence-emotional-behaviors/ (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[13] J. A. Bravo et al, "La ingestión de una cepa de Lactobacillus regula el comportamiento emocional y la expresión del receptor GABA central en un ratón a través del nervio vago", PNAS, vol. 108, nº 38, pp. 16050-16055, sep. 2011, doi: 10.1073/pnas.1102999108.
[14] "Nuestros microbios intestinales influyen en cómo respondemos al miedo", IFLScience. https://www.iflscience.com/health-and-medicine/gut-microbes-influence-respond-fear/ (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[15] P. Bercik et al, "La microbiota intestinal afecta a los niveles centrales del factor neurotrópico derivado del cerebro y al comportamiento en ratones", Gastroenterology, vol. 141, n.º 2, pp. 599-609.e3, agosto de 2011, doi: 10.1053/j.gastro.2011.04.052.
[16] D. Ä. G. Ärzteblatt Redaktion Deutsches, "Microbioma: cómo el intestino puede influir en las emociones", Deutsches Ärzteblatt, 30 de junio de 2017. https://www.aerzteblatt.de/nachrichten/76680/Mikrobiom-Wie-der-Darm-Emotionen-beeinflussen-koennte (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[17] C. G. M. de Theije et al, "Pathways underlying the gut-to-brain connection in autism spectrum disorders as future targets for disease management", Eur. J. Pharmacol. vol. 668 Suppl 1, pp. S70-80, sep. 2011, doi: 10.1016/j.ejphar.2011.07.013.
[18] J. B. Adams, L. J. Johansen, L. D. Powell, D. Quig y R. A. Rubin, "Gastrointestinal flora and gastrointestinal status in children with autism--comparisons to typical children and correlation with autism severity" (Flora gastrointestinal y estado gastrointestinal en niños con autismo: comparación con niños típicos y correlación con la gravedad del autismo), BMC Gastroenterol, vol. 11, p. 22, mar. 2011, doi: 10.1186/1471-230X-11-22.
[19] "Cerebro intestinal: 'Un trastorno mental empieza en el intestino'". https://www.spektrum.de/news/eine-psychische-stoerung-beginnt-im-darm/1532597 (consultado el 10 de diciembre de 2018).
[20] J. K. Marshall y otros, "Eight-year prognosis of postinfectious irritable bowel syndrome following waterborne bacterial dysentery", Gut, vol. 59, nº 5, pp. 605-611, mayo de 2010, doi: 10.1136/gut.2009.202234.
[21] "Pschyrembel Online | Síndrome del intestino irritable". https://www.pschyrembel.de/Reizdarmsyndrom/K0JMD (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[22] "Síndrome del intestino irritable - Síntomas y causas", Mayo Clinic. https://www.mayoclinic.org/diseases-conditions/irritable-bowel-syndrome/symptoms-causes/syc-20360016 (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[23] R. N. P. ~ 2 min read, "Psychological Trauma Tied to Irritable Bowel Syndrome" (Trauma psicológico relacionado con el síndrome del intestino irritable), 01 de noviembre de 2011. https://psychcentral.com/news/2011/11/01/psychological-trauma-tied-to-irritable-bowel-syndrome/30933.html (consultado el 11 de diciembre de 2018).
[24] E. Johannesson, M. Simrén, H. Strid, A. Bajor y R. Sadik, "Physical activity improves symptoms in irritable bowel syndrome: a randomized controlled trial", Am. J. Gastroenterol. vol. 106, nº 5, pp. 915-922, mayo de 2011, doi: 10.1038/ajg.2010.480.